En construcción, el pavimento o revestimiento es una capa de material que se aplica sobre una superficie con una función básica, la de proteger el material que reviste, pero que puede ofrecer otra utilidad, adornar o hacer más estéticos suelos, paredes y otras superficies.
Los revestimientos se clasifican según su ubicación: techo, suelo o pared. Si hablamos de revestimientos de suelos, el término correcto es pavimento. Los materiales más frecuentes para revestir suelos interiores y exteriores son el asfalto, el cemento y la madera, pero existen muchos otros.
Revestimientos interiores
La madera, los suelos laminados, el PVC, la moqueta, los recubrimientos de fibra natural… todos estos materiales pueden resultar útiles para revestir superficies interiores. La madera destaca por su facilidad de mantenimiento, el acabado pulido y el alto grado de resistencia. Los suelos de madera más comunes son el parquet y la tarima.
Los suelos laminados son similares en características a los de madera, pero ofrecen una instalación más sencilla. Están elaborados a partir de fibras de madera sobre las que se coloca una pátina decorativa que recrea el material que pretende imitar.
Los revestimientos estratificado también pueden reproducir efectos metálicos o con apariencia similar al hormigón. La fabricación de laminados responde a normas de utilización similares a las de las baldosas, de modo que se colocan fácilmente con encolados.
Un revestimiento interior que gana en popularidad es el suelo de PVC, también denominado suelo de linóleo. Es muy fácil de colocar y mantener y aporta un aspecto estético muy conseguido gracias a sus nuevos efectos y materiales.
Suelos exteriores
La elección del revestimiento en los suelos exteriores responde a criterios relacionados directamente con las inclemencias meteorológicas, los factores adversos y la calidad de los materiales. El gres en todas sus variedades, el granito, el cemento, el mármol, las baldosas o el barro cocido son algunas opciones muy habituales.
En exteriores, la madera es menos frecuente, por la indefensión ante la humedad. Para elegir suelo en exteriores es importante atender a parámetros como la resistencia a las pisadas, el desgaste mecánico, el comportamiento con el agua y la resistencia al deslizamiento con pies descalzos. El aspecto exterior del revestimiento es otra variable a considerar.
No cabe duda de que en esta elección, ya sea para suelos interiores o exteriores, además de todos los parámetros mencionados, entran en juego condicionantes como los colores y acabados de las baldosas y las láminas.