Cuando una familia procede a la reforma del baño de su hogar siempre se genera la misma duda, ¿qué es mejor, el plato de ducha o la bañera? La pregunta tiene difícil respuesta, pues dependiendo de las necesidades de la vivienda y de las que en ellos habitan será más oportuna una de las dos posibilidades.
Un factor determinante, por lo limitante, es el espacio del que dispone el cuarto de baño. Os mostramos algunas de las ventajas de decantarse por un plato de ducha o una bañera, para tomar mejor la decisión.
Plato de ducha, apuesta por el ahorro y la eficiencia
Elegir el plato de duchar es la mejor apuesta si lo que se tiene más en cuenta es el ahorro económico. Tanto su instalación como su posterior uso ayuda en el ahorro económico y también en el ahorro de agua.
Además de esto, si el cuarto de baño es de dimensiones reducidas no cabe duda de que la elección debe ser el plato de ducha para poder optimizar el espacio y la comodidad en el día a día.
Una tercera razón que anima a apostar por el plato de ducha es la mayor seguridad que ofrece esta instalación. No hay que hacer grandes esfuerzos para salir y entrar, esto disminuye la posibilidad de resbalar o tropezar y es la mejor opción para viviendas donde habitan personas con movilidad reducida.
Por último, el aspecto decorativo. El plato de ducha ofrece al baño un estilo más moderno y multiplica las posibilidades decorativas.
Bañera, mantener la tradición también tiene sus ventajas
El primer elemento importante para elegir una bañera es que es la opción más cómoda para bañar a bebés y niños pequeños. Además de esto, una bañera permite un baño más elegante que un plato de ducha.
Una tercera razón para escoger la bañera frente al plato de ducha es que ofrece mayor bienestar. En caso de que algún miembro de la familia necesite recuperarse de una lesión deportiva, reducir alguna inflamación o padece algún dolor muscular, la bañera ofrece mayor comodidad y el agua caliente puede ayudar a sanar estas dolencias.